EMPLAZAMIENTO: La estación Jaime I se incorporó al proyecto cuando la Compañía se vió obligada a hacer uso de los túneles de La Reforma, y está emplazada en el mismo punto que la proyectada en 1913 por Pere Falqués bajo la Vía Layetana, coinciendo su eje con el de la plaza del Ángel. CARACTERÍSTICAS: Jaime I, debido a su emplazamiento, y a la no autorización por parte del Ayuntamiento para construirla a cielo abierto, no responde a ningún tipo de estación establecido. Así pues, la adaptación de los túneles construidos años atrás resultó en una estación de dos naves de 7,35 metros de luz, coincidiendo el hastial central con el de aquellos. Sus andenes miden 70 metros de longitud, y están situados a 8 metros de profundidad respecto a la calzada. En el eje transversal se situó, en el andén de la vía descendente, la cabina del Jefe de Estación. Jaime I sería la única estación en la que esta dependencia se situaría en el andén de la vía descendente ya que, en el momento de su inauguración tan solo se habilitó tanto ese andén como esa vía, circulando los trenes por vía única hasta una aguja instalada a la altura de la plaza Antonio Maura. El acceso al andén se realiza mediante un vomitorio practicado en el hastial lateral, desembocando, tras un corto corredor, directamente al vestíbulo. Al vestíbulo, de las dimensiones habituales en la Compañía, desembocan las escaleras del único acceso al que se dotó a la estación, estando proyectado un paso inferior bajo las vías para acceder, cuando se ponga en servicio, al andén de la vía ascendente.
ORNAMENTACIÓN: Jaime I sigue el patrón establecido de revestimiento cerámico en muros, bóvedas, y pavimentos, no siendo así en los piñones, en los que se optó por aplicar simplemente baldosín blanco. ACCESOS: Se dotó a Jaime I de un único acceso, situado en el eje de la plaza del Ángel, que conduce directamente al vestíbulo. El conjunto exterior construido consistió en: Un zócalo de piedra con molduras recorriendo todo el perímetro ,cerramiento de balaustradas de tres tramos por lado. En la cabecera del conjunto, y como remate ornamental, aparecen dos pináculos de fundición cuya misión es la de soportar el rótulo luminoso que anuncia la existéncia del Metropolitano mediante el texto G.Metro. Rematando los pináculos aparece de nuevo el emblema de la compañía.
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